Hoy, señores, arrancamos con una nueva sección en el Café. ¿La idea? Pues claro: amenizar ese momento en que uno tiene un pie puesto en el infierno y otro en la resaca que nos cae los sábados, como quien se prepara para abrir un nuevo episodio mortal por la noche, o para quien solo se quiera dejar ser en el clásico estado de indiferencia existencial que suele apoderarse de uno ciertas mañanas. ¿Y qué mejor forma de amenicar que con un temita? Así que, señores muy míos, cada sábado trataré de llegar hasta aquí para poner en la rockola una canción (el criterio de elección es, obviamente, personal, y me reservo los derechos, que para eso se hace uno administrador-autor-lo que sea de un blog, ¿no? Jeje).
(Claro que hay sábados imposibles... en esos casos, paso la canción al siguiente día útil -domingo o lunes- ¿les parece? Si no, pues ni modo: igual pienso hacerlo así).
(Claro que hay sábados imposibles... en esos casos, paso la canción al siguiente día útil -domingo o lunes- ¿les parece? Si no, pues ni modo: igual pienso hacerlo así).
Y, para arrancar con el mejor pie con esta nueva sabado-manía, no se me ocurre un mejor nombre que el de Charly García, ese pedazo de genio que no tiene nada que envidiarle a nadie ni como letrista, ni como teclista, compositor, músico o cantante. Y cuyo repertorio incluye, además, algunas piezas en colaboración reamente magistrales: con Sabina, con la Cantilo, con Cerati, y hasta algunas con Fito Páez que valen mucho pero que mucho la pena. Esta, por supuesto, es legendaria: Peluca telefónica, originalmente grabada con la dulce compañía de Pedrito Aznar y Luis Alberto Spinetta, aunque en esta versión en vivo sólo lo acompañe el ex-bajista de Seru Giran. Todo el que la conozca, estará de acuerdo en que se trata de una canción realmente "única" (y los que no la hayan escuchado, sabrán por qué si es que ponen "Play"). Como para pasarse las malditas horas de las tardes de un sábado con el walkman, paseando caimanes.
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