domingo, 29 de noviembre de 2009

Un rápido (pero muy sentido) brindis por Enrique Ponce


Grande entre grandes; definitivamente, un Artista (nótese la mayúscula) de la tauromaquia. Pese a los toros flojos, la tarde taurina de Acho ha estado buena, y especialmente gracias a la buena performance de los toreros, que realmente han sido de lo mejor: a Castella le tocaron los peores toros, y sin embargo demostró que tiene mucho que ofrecer; Manzanares, un maestro, se metió a todo el público en el bolsillo. Pero si lleno mi vaso y lo tomo a seco, es por Enrique Ponce, que se ganó la tarde como el mejor (según mi humilde parecer de aficionado). Y, de hecho, es la primera vez que comento sobre toros vía blog, aunque quizá habría que hacerlo más seguido.
Bueno, pues, repasemos la faena de Ponce esta tarde en Acho: unas verónicas y medias verónicas alargadas y como en cámara lenta, unos muletazos "de la hostia", de verdad que cojonudos, y un toro que parecía de verdad hipnotizado. Y todo esto con una gracia... Claro, sin palabras. Hubo un momento entre los muletazos en que recordé, de súbito, a Paco Ojeda (precisamente estuve viendo una corrida de Ojeda, ese torero sencillamente demasiado bueno para ser humano, en dvd unas horas antes de ir a la plaza). Y, cómo no, se lo llevaron a la salida cargado en hombros junto a Manzanares, entre las voces que gritaban "¡Torero!".
En fin, maestro Ponce, a tu salud, y olé.

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