lunes, 6 de septiembre de 2010

Estéticas ingeniosas para tiempos tirados de los pelos (o "Proyecto Nocilla")


Mucha gente se lo pregunta constantemente: ¿hay verdadero genio detrás de las páginas de Agustín Fernández Mallo y sus secuaces, o se trata sólo de un espectáculo callejero de saltimbanquis, malabaristas, reparadores de computadoras y profesores de física? Porque preguntas como ésta han armado bastante ruido ("todo un follón", digamos), y si unos levantan la copa, otros apuntan con la carabina. Y bueno: tanta bulla no nos puede agarrar por sorpresa; al fin y al cabo, se trata de la entrada al escenario de una nueva forma de sentir una realidad que, a lo mejor, no tiene tanto de vieja, y que busca, por eso mismo, nuevas formas de expresión. 
Porque hay que decirlo así: el que piense que lo "fascinante" del Grupo Nocilla es el uso de direcciones de páginas de Internet, el uso de documentos "reales" como parte de la narrativa ficcional ("docuficción", que le llama Mallo) o el mero zapping literario, estilístico o disciplinario, pues anda con los zapatos puestos al revés. Todo eso no es más que decoración, una parte más del sistema estructural y narrativo de esta nueva forma de mirar y hablar de la realidad, cuyos límites ya tratan de traducir otras formas de experiencia (el virtualismo, las ciencias y demás). O, si lo quieren ver así, una versión española de lo que en tierras peruanas ha venido a ser el Bombardero de César Gutiérrez (autor al que Agustín Fernández Mallo se ha referido en una entrevista reciente como uno de los que más le interesan del panorama peruano, junto a Alarcón): una forma de convertir el caos de la existencia contemporánea en letras y papel, dándole un retoque humanizante a todo eso que, siendo vivencia humana, pareciera que se nos escapa de las manos. De dos formas muy distintas, por cierto, que los Nocilla y Gutiérrez no son lo mismo, pero que tienen algunas calles en común.
Es decir, ¿qué podemos esperar de un escritor como Mallo, que dice que su poema favorito es la fórmula de la teoría de la relatividad de Einstein? Pues una lectura con muchas ventanas, por cierto, que ofrece a cada paso paisajes muy llamativos y, de alguna forma, elegantemente caóticas. Digo todo esto pensando en Nocilla Dream, que recién he terminado hace poco, y en la que queda bastante clara una de las intenciones del autor: meter el universo de las ciencias a la sopa que ya anda hecha la literatura. Lo que no lo hace, en modo alguno, un mero freak armado de pluma y tubo de ensayos: hay mucha poesía guardada entre sus páginas, y se trata de un libro que, definitivamente, merece una buena lectura. La unificación de los espacios y las experiencias a través de la imagen del desierto es, definitivamente, un tópico constante de este libro (que no es una novela, pero que tampoco deja de serlo) que merece ser mencionado, a manera de carta de recomendación. 
¿Qué se puede decir? Los años pasan, y con ello no debemos pensar en quedarnos con las fórmulas literarias habituales ni, tampoco, en abandonarlas. Sencillamente, hay que otear bien en el horizonte, porque empiezan a llegar algunas cosas. Y los Nocilla son, de hecho, una parte de que vale la pena. 

En la imágen, fumándose un pucho, Agustín Fernández Mallo, el padre de Nocilla.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...