No voy a maldecir, porque bien visto el asunto, no puede agarrarnos por sorpresa. Claro que tampoco pienso aplaudir. De todos modos, no hay novedad en la noticia, y todos sabíamos ya desde hace mucho que el parlamento catalán tiene el debate encima. Ahora, aprovado el fallo, sólo queda esperar al primero del próximo año, cuando las corridas de toros habrán quedado barridas de Cataluña.
Antes de entrar en aguas turbias, del tipo de aguas a las que no soy muy afecto a meterme (aunque lo voy a hacer), todavía voy a lamentarlo. Porque es triste que un pueblo se tenga que despedir de sus tradiciones, porque un pueblo tenga que decir adios al hervor de su sangre ante la palabra de unas tristes minorías. Y esto en nombre de un progreso moral que tiene mucho, o demasiado, de panfleto político, de discurso velado y de dedos que se cruzan en los bolsillos de unos pocos.
Detesto hablar de política, y sin embargo hay que hacer notar el detalle: prohibir las corridas de toros significa, para algunos miembros del parlamento de Cataluña, empujar a la gente a sentirse un poco menos española. Y no es que yo vea mal que un territorio quiera independizarse de otro, pero es que dos, cuatro o sesenta y ocho políticos no son el pueblo catalán, sino apenas un trozo de su apéndice. Mañana querrán hacer desaparecer los discos de Paco de Lucía y los de Remedios Amaya, y pasado mañana desaparecerán las botellas de jerez de los supermercados. ¿El motivo? Siempre es fácil escribir buenos motivos. No se necesita mucha creatividad. (Y si creemos en lo que dice el ABC acerca de los costos -de cerca de 300 millones de euros- que comportará la prohibición, pues hay que reconocer que España no está para andar echando euros al agua).
Me parece muy bien que los antitaurinos saquen a relucir sus argumentos éticos. Quedan más que invitados al debate (ojo, que los insultos no son argumentos). Pero que por lo menos echen un vistazo a lo que sucede tras bambalinas en su propio parlamento, donde (todos sabemos cómo son algunos políticos) nada es realmente lo que parece ser. Al final, ¿cuál es la voz de Cataluña? Porque quedan muchos que se están guardando el grito en la garganta, y que a lo mejor ya no sabrán dónde ni cuándo gritar "olé".
En la imágen, y muy bien dicho, "Llibertat per la nostra cultura". Fuente de la misma: ABC. Y porque mis palabras no son nada, recomiendo mejor un vistazo al siempre preciso y, cuando es necesario, afilado blog "Opciones Avanzadas Ltd." (link en la lista de blogs a un costado), donde quien lo dirige (que por si fuera poco es español) ha escrito también sus pareceres, más que dignos de ser leídos, en una nota titulada "¿Olé?".
Antes de entrar en aguas turbias, del tipo de aguas a las que no soy muy afecto a meterme (aunque lo voy a hacer), todavía voy a lamentarlo. Porque es triste que un pueblo se tenga que despedir de sus tradiciones, porque un pueblo tenga que decir adios al hervor de su sangre ante la palabra de unas tristes minorías. Y esto en nombre de un progreso moral que tiene mucho, o demasiado, de panfleto político, de discurso velado y de dedos que se cruzan en los bolsillos de unos pocos.
Detesto hablar de política, y sin embargo hay que hacer notar el detalle: prohibir las corridas de toros significa, para algunos miembros del parlamento de Cataluña, empujar a la gente a sentirse un poco menos española. Y no es que yo vea mal que un territorio quiera independizarse de otro, pero es que dos, cuatro o sesenta y ocho políticos no son el pueblo catalán, sino apenas un trozo de su apéndice. Mañana querrán hacer desaparecer los discos de Paco de Lucía y los de Remedios Amaya, y pasado mañana desaparecerán las botellas de jerez de los supermercados. ¿El motivo? Siempre es fácil escribir buenos motivos. No se necesita mucha creatividad. (Y si creemos en lo que dice el ABC acerca de los costos -de cerca de 300 millones de euros- que comportará la prohibición, pues hay que reconocer que España no está para andar echando euros al agua).
Me parece muy bien que los antitaurinos saquen a relucir sus argumentos éticos. Quedan más que invitados al debate (ojo, que los insultos no son argumentos). Pero que por lo menos echen un vistazo a lo que sucede tras bambalinas en su propio parlamento, donde (todos sabemos cómo son algunos políticos) nada es realmente lo que parece ser. Al final, ¿cuál es la voz de Cataluña? Porque quedan muchos que se están guardando el grito en la garganta, y que a lo mejor ya no sabrán dónde ni cuándo gritar "olé".
En la imágen, y muy bien dicho, "Llibertat per la nostra cultura". Fuente de la misma: ABC. Y porque mis palabras no son nada, recomiendo mejor un vistazo al siempre preciso y, cuando es necesario, afilado blog "Opciones Avanzadas Ltd." (link en la lista de blogs a un costado), donde quien lo dirige (que por si fuera poco es español) ha escrito también sus pareceres, más que dignos de ser leídos, en una nota titulada "¿Olé?".
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6 comentarios:
Sólo añadiré una cosa: Estate atento en los próximos meses, porque este asunto va a traer mucha cola, política sobre todo, pero aún queda oír la voz de algunos intelectuales que no pueden seguir agazapados en su habitual comodidad burguesa...
El mundo, para variar, con la cuerda al cuello mientras los políticos juegan al "Risk", al "Battleship" y al "Monopolio". Pero como tú mismo lo vas diciendo, queda oír algunas voces. Esperemos.
Para escribir un post así deberías documentarte un poco más y leer algún periódico más aparte del ABC. ¿De verdad crees todo lo que has dicho?
Anna, una catalana muy satisfecha de que desaparezcan en breve (y espero que para siempre) las corridas de toros en Catalunya.
Sí, creo todo lo que he dicho. Y nunca dije que no hubiera gente a favor de la moción. Eso es obvio. Y, como tú, habrán miles de otros muy satisfechos de que desaparezcan las corridas de Cataluña. Lo que sí creo es que no son una mayoría.
Tengo por seguro que esto va a seguir así. Primero fueron las Canarias, luego Cataluña, y seguirá el País Vasco, seguramente. La región de Castilla podría anotarse a la prohibición por temas políticos, quién sabe. Sólo espero que esto no se convierta en un elemento de discriminación moral de una parte hacia la otra ni en una tradicional de la segunda a la primera. ¿Me dejo entender? Y no hay que quedarse tuertos: hay que hacer notar el discurso político que hay detrás del asunto.
Por cierto, no sólo leí el ABC. Pasa que es el único que cité, pero también he leído El País, El Comercio (peruano) y una nota que hicieron en un diario italiano, no recuerdo si el Corriere o La Repubblica.
Con la prohibición de las corridas de toros Catalunya ha hecho un gran paso adelante en reconocer y erradicar la muerte de un animal VINCULADA A CUALQUIER FORMA DE EXPRESIÓN CULTURAL, VENGA DE DONDE VENGA. Esto es innegable.
El proceso utilizado para hacerlo ha sido absolutamente transparente y democrático. Múltiples entidades de la sociedad civil iniciaron un proceso de recogida de firmas y después de conseguir más de 180.000 presentaron una ILP al Parlament de Catalunya. En este punto, y después de comprobar que la ILP se ajustaba a la legalidad vigente, la Mesa del Parlament admite a trámite la iniciativa. Después de escuchar y valorar las intervenciones de varios ponientes (antitaurinos y protaurinos), la ILP pasa a ser votada al Ple del Parlament: 68 votos a favor, 55 en contra y 9 abstenciones. Es el resultado que finalmente ha obtenido una de las votaciones que más expectación ha despertado al Parlament de Catalunya, la de prohibir las corridas de toros en Catalunya. Y se prohíben gracias a la voluntad de la ciudadanía expresada a través de las firmas de la ILP y de sus representantes al Parlament.
Es cierto que no todos los catalanistas estén en contra de los toros. Hay un número considerable de catalanistas que por razones familiares, de tradición, de gustos o de estrategia están a favor de los toros, aunque defienden el derecho del Parlament a pronunciarse. No todos los que están en contra de los toros son catalanistas. Ni siquiera son catalanes. Pero existe un corriente muy importante de opinión en el conjunto del Estado que está en contra de los toros, por razones de sensibilidad, en ningún caso identitaria.
Gandhi dijo que "un país, una civilización puede ser juzgada por la forma como trata a sus animales” y, en este sentido, Catalunya ha demostrado estar a la altura de una civilización del siglo XXI. Lástima que deberemos esperar al 2012 para dejar de ver la tortura animal en la Monumental
Anna.
Pues no lo niego: los antitaurinos merecen un aplauso en ese sentido. Han ganado un punto (y qué punto), pero quizá el problema sea ver todo el asunto como algo de ganar o perder puntos. A ver: no voy a negar que la Fiesta Brava es sádica a su manera, pero es que tampoco podemos negar que el ser humano es sádico (a su manera, si quieres).
Ahora, que el tema del "respeto" a los derechos de los animales es uno más complicado. Es fácil hablar del tema cuando se trata de toros, pero si piensas en otros (ratas y cucarachas incluídas) hasta los defensores del tema dudan, si no tiemblan. Y todavía voy a insistir en lo de lo que los políticos andarán haciendo con las manos debajo de la mesa.
Lo de los números que me señalas es, claro, un tema legal, pero la legalidad no habla de mayorías necesariamente.
Si te interesa, este debate se armó muy largamente en los comentarios a otra nota que escribí en este mismo blog: se titula "Hablando de toros: Mosterín contra Vargas Llosa". En todo caso, creo que hay vueltas de sobra que darle a esta tortilla.
Saludos
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