jueves, 24 de junio de 2010

Un año más, Sábato


Noventa y nueve: un número al que pocos hombres esperan llegar (así se les vaya el alma deseándolo). Yo espero vivir mucho menos, pero ese es otro tema. Ahora, hay que levantar una copa por Ernesto Sábato, que ha llegado a ese escalón, y con honores, pues el gobierno de Buenos Aires ha elegido la misma fecha para hacerle la entrega del premio José Hernández, agradeciendo su extraordinaria labor que desborda la literatura: como si no le bastase haber escrito algunas de las mejores novelas de este lado del mundo (y yo diría que la mejor, pensando en Sobre héroes y tumbas), Sábato también ha incursionado en el mundo de la pintura, lo que no le ha servido de excusa para escribir ensayos como Hombres y engranajes o El escritor y sus fantasmas en los que explora y trata de reflejar con la crítica más aguda del mundo la tensión existencial que envuelve al hombre contemporáneo. Otra copa, pues, en el aire.
Este año no voy a poder hacer lo mismo que el pasado y publicar aquí, sin dejar de lado mis excusas, lo que Saramago podría haber dicho al respecto (por obvios motivos). Pero creo que no podemos dejar a la memoria ser tan desagradecida, ciega e idiota como para que destierre de sus costas a una personalidad tan fascinante y a una obra tan infinita y múltiple como la de Sábato. Noventa y nueve años no pasarán en vano, diga lo que diga la Fundación Nóbel, los lectores descuidados o los argentinos borgistas que se niegan a leerlo siquiera: Sábato es de lo más grande que hay (y habrá, seguramente) de este lado del mundo, y podemos suprimir eso de "de este lado".
La primera vez que cogí uno de sus libros fue cuando yo tenía la ridícula edad de 16 años (la suerte quiso que leyera, con unos escasos meses de diferencia, a Borges y a Sábato ese mismo año). Me dejaron a leer El túnel en el colegio, y mi vida no volvió a ser la misma. Poco después, decidía estudiar literatura, en lugar de cualquier otra cosa que se me hubiera podido pasar por la cabeza. Sobre héroes y tumbas, Abbaddón el exterminador y los otros, los ensayos, sólo hicieron patente que estaba perdido: Sábato es, ahora, algo que llevo tan clavado en el pecho que seguramente moriría si alguien tratase de arrancármelo de alguna forma. Mi agradecimiento y mi admiración por este hombre, a la vez escritor genial, pensador agudo y apasionado, encarnación de contradicciones que tienen tanto que enseñarnos es tal que no cabe siquiera en las palabras. También eso otro, que yo nunca he entendido, pero que admiro: el compromiso con los necesitados, el espíritu de lucha que no cierra los ojos a la autocrítica, que siempre está volviendo la vista sobre el camino andado. Creo que todos los que recuerden los años del terror en Argentina (entre los militares por un lado y López Rega con su Triple A del otro) entenderán a lo que me refiero. La CONADEP, de la que Sábato fue presidente, nos ha dejado un título que muchos no olvidarán: Nunca más.
No me cansaré de alzar las copas, Sábato. Tampoco de leer tus libros. Noventa y nueve años de experiencia, de desgarramiento, de lucha, de memoria, de lecturas, no son poca cosa. Nunca dejaré de pensar en lo fascinante que debe ser mantener una conversación contigo. Y a todos los lectores que no entiendan nada de cuanto digo, pues dejen estas palabras, que todo lo que digo yo es insulso y vano, y háganse con un libro de Sábato. Esa es una lectura que realmente vale la pena.

Fuente de la imágen: El Universal (México)

2 comentarios:

no adivinaste? jaja dijo...

jajajaj, sabía que iba a haber algo al respecto de mi compatriota en este blog!tendría taaanto para discutir contigo al respecto!
es un honor para el último Sábato la edad que alcanza, refugiado en su casa para conservar su imagen?
no será acaso una paradoja, una maldición perversa, la extensión de una vida desde hace tanto tiempo desilucionada, crítica y descreída?
Leí ayer que una señora le dijo a Borges "qué lástima que murió Leonor (madre de Borges)justo ahora, tan cerquita de cumplir los 100 años!" y Borges contestó: "Señora, veo que es usted devota del sistema decimal"
jaja, noc, hay mucho para charlar al respecto, y me extendí demasiado quizás porque extraño estas charlas. Pero bueno, no faltará oportunidad..

seguí escribiendo, amigo, es un gran ejercicio contra la salud de cualquiera. Te espero por mis pagos!

Santiago Bullard dijo...

Sí había leído esa respuesta de Borges, jaja. Es buenísima! Y es muy curioso que un hombre como Sábato, que habla de morirse desde que tiene sesenta o algo así, llegue a los 99.
Un beso, querida. Espero volver pronto a esos pagos. Yo también extraño esas charlas.

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