Pronto, la canción que incluyó, con todo y una de las coreografías más seductoras que he visto en mi vida, Bob Fosse en esa obra maestra que es All that Jazz va a adquirir un sentido del todo nuevo. Y esto gracias al sentido común y paranoide del pueblo norteamericano, que siempre tiene algo con qué sorprendernos: recién leo en "Generaccion.com" que se está armando todo un debate en los aeropuertos de los EEUU, y por unos motivos que, obviamente, un servidor no puede dejar pasar de largo.
No sé si será por verdadera paranoia o porque alguien se quiere pasar de vivo, pero las cosas están así: a raíz del 11-S (tan lejitos ya y sin embargo tan cercano), las políticas de seguridad en los aeropuertos de los Estados Unidos se esmeran más que nunca en asegurarse de cubrir todas las posibilidades para asegurar que la situación esté controlada y no haya peligro alguno para nadie. Y, por eso, ahora quieren poner en funcionamiento un nuevo aparato, un scanner de rayos X como ésos por los que pasa el equipaje de mano, pero que está diseñado especialmente para su uso en seres humanos. Y créanme: no son los huesos ni los riñones lo que nos quieren ver. Este aparato tiene la genial habilidad (que tantos de nosotros querríamos tener) de generar una imágen de cuerpo completo de las personas, pero prescindiendo de prendas y adornos. O, si les gusta el lenguaje técnico, en modas de Adán y Eva. Tal como lo oyen: ya ha aparecido el porno-escáner.
Como era de esperarse, a mucha gente no le ha gustado esto. Ya se están armando planes de protesta, boicot y revuelta, con invocaciones a los derechos humanos y todo ese tipo de cosas. Que bueno, ya saben: la seguridad ante todo (espero que se note el sarcasmo con el que subrayo este tipo de oraciones). ¿Durará mucho este tipo de medidas de seguridad? Vaya uno a saber... yo lo dudo sinceramente, pero quién sabe.
A lo que nos enfrentamos aquí es a un viejo debate filosófico, social y moral que a mí siempre me ha llamado la atención: la división y limitación de los espacios privado y público. ¿Dónde termina uno, dónde comienza el otro? ¿En qué secciones se funden, y bajo qué condiciones? Porque si nos queremos poner serios, aquí hay un viejo tema hobbesiano y rousseauniano: el peso de los intereses del Estado (seguridad, digamos) e intereses de los individuos (pudor, digamos), o el espacio del Estado (lo público) frente al espacio del individuo (lo privado); y quedan de lado las obvias sonrisas de los que supervisan los escaneos, así como las fantasías que se van a llevar a casa.
Como iba diciendo, hay algunos temas que poner a debatir con la aplicación de tecnologías como esta. Ciertamente, a ninguno de ls dos bandos le faltan buenos argumentos, así el uno peque de delirios de persecución y demás síntomas paranoides y el otro peque a su vez de exceso de pudor, inseguridad física o lo que sea (lo que está antes que los argumentos no puede quedar nunca fuera del debate). Por ende, tampoco puedo afirmar rotundamente si creo o no que este aparato permanecerá en funcionamiento por mucho tiempo. Lo que sí sé, es que yo mañana mismo mando mi currículum a todos los aeropuertos de Estados Unidos, a ver si me consigo un espacio detrás de esas pantallas maravillosas (no vaya a ser que las saquen de circulación, ¿no?). Una nueva extensión laboral del erotismo, en todo caso. Gajes del oficio, que le llaman... aunque nunca fueron tan dulces.
La fuente de la imágen es la misma que la de la noticia: http://www.generaccion.com/noticia/84870/ee-uu-se-prepara-boicot-pasajeros-por-pornoescaneres. Echenle un ojo.
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