sábado, 17 de julio de 2010

¿Dónde están los poetas?

Hay una creencia según la cual la globalización ha de traer a todos los rincones esos fragmentos de cultura que antes eran inalcanzables si es que no los traía de los pelos un grupo con el dinero para hacerlo a brillar bajo los focos de los medios de comunicación. Pero la globalización, el mundo virtual y todo lo demás tampoco son la democracia soñada: más que de esperar a que llegue la cena a nuestras mesas, se trata de tomar el fusil y salir a recorrer las montañas, los pantanos y los valles del ciberespacio a la caza de estos fragmentos que, si tenemos algo de suerte, se nos revelarán como universos enteros.
Ya lo dije alguna vez, que espero que algún día llegue el Gran Recopilador para reunir, de una vez por todas, a tanto poeta del que no hemos tenido la suerte de oír mencionar siquiera, y cuyos versos nos pueden estar guardando más de una sorpresa. Algo así como lo que Lawrence Durrell hizo con el griego Kavafis, introduciéndolo al mundo anglosajón y, después, el mundo mundial a través de su Cuarteto de Alejandría. Hay antologías que todavía podríamos leer.
¿Dónde están, pues, los poetas? Los poetas de nombres más oscuros, los de países más inalcanzables o impensables, si se quiere. ¿Qué clase de poesía se está escribiendo y se ha escrito en lugares como Surinam o las Guyanas, en la lejana Camboya, si quieren en Trinidad y Tobago? ¿Cuántas maravillas nos estamos perdiendo? Pienso en algunos nombres que tendríamos que conocer mejor, y de los que sin embargo seguimos sin saber nada. ¿Quién ha leído al surinamés John Leefmans, o a su compatriota Louise Wondel? ¿Y qué hay de los poetas africanos? No recuerdo quién me comentó hace no mucho que África suda poesía, y de eso seguimos estando aún demasiado desenterados.
Dejo esta breve nota, que no dice mucho, pero que se cuestiona lo suficiente. Y les dejo un video de la poeta surinamesa Louise Wondel, una de las pocas cosas que pude encontrar en la web, y que me llamó la atención, más que por los versos mismos, por la forma en que se concibe el poema, titulado Danza, y escrito en un idioma dialectal surinamés, que hace que pensemos en los versos como un rito vivo y, sin embargo, antiguo, arcaico, tribal, pero que sigue respirando y palpitando. A ver a dónde llegamos, ¿no?


3 comentarios:

Ronald Adolfo Orellana. dijo...

Santiago:
Está bonita tu mascota. Yo la llamaría: Faulkner el Pingüino Solitario, jejeje!!! Me recuerda que hace tiempo yo tuve un pit bull que se llamaba Sócrates, el pobre ya murió, creo que ha de estar en el Noble Castillo de Dante, entre los grandes y los sabios, junto a su tocayo, jejeje!!!

Y también no nos olvidemos de la poesía iraní contemporánea.
Globalización crea un punto de encuentro para nuestras culturas, eso es lo positivo. Pero lo negativo es que afecta otras culturas primarias llevándolas a un proceso de cambio que afecta su cosmovisión, y habitus.

Saludos Kamarada.

Santiago Bullard dijo...

Pues a decir verdad, me confieso ignorante de dicha poesía, aunque prometo buscar. Si puedes, pásame un par de nombres por los cuales empezar.
Lo bueno de la globalización y el Internet y toda la fiesta virtual es que abren el coto de caza, que ya no depende sólo de las decisiones editoriales o, en todo caso, abre un espacio donde lo editorial implica más de una voz. Es decir, coto de caza abierto.
Un saludo para tí, compadre. Sigue en contacto.

ángel dijo...

Cada día sabemos menos de todo. Y la poesía no es la honrosa excepción. Tampoco lo es en esta hora y esta era de la llamada sociedad de la información.

Gracias por esta reflexión.


saludos...

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