martes, 16 de febrero de 2010

Algo de Javier Krahe


Nunca terminaré de entender cómo algunos hombres pueden pasar desapercibidos. Que Van Gogh haya tenido que esperar a estar enterrado para que la gente notara que probablemente nunca había existido un pintor como él, es algo que hasta ahora me sigue dando dolores de cabeza; o, en un caso antagónico, que escritores tan múltiplemente geniales como Lawrence Durrell o, según me dicen, Helmut Newton hayan pasado a engrosar las páginas del olvido generalizado me llena, sencillamente, de algo similar al desprecio por la humanidad entera. Tampoco reconocieron en Schopenhauer a un genio sino hasta que el filósofo llegó a la vejez, una vez que Hegel estuvo muerto (aunque no enterrado), y salvo unos pocos como Nietzsche o Wagner, nadie se dio cuenta a tiempo de la terrible verdad que podían esconder sus páginas. Y, del mismo modo, una figura tan fascinante, un hombre de genio tan único como lo es Javier Krahe sigue pasando desaprecibido (quizá por suerte para él).
Claro que hay quienes no ignoran su nombre: Krahe, el urdidor de letras sarnosas y socarronas, llenas de humor picaresco y sátira; Krahe, el cantautor del clásico Café Central de Madrid; Krahe, el viejo amigo de Chicho Sánchez Ferlosio y de Joaquín Sabina; Krahe el de La Mendrágora; Krahe el Maestro. Porque, ciertamente, un hombre como Javier Krahe es irrepetible, y, por suerte para nosotros, le tocó vivir en un siglo en que todavía podíamos llegar a escucharlo.
¿Qué quieren que les diga? Siempre soñé con entrevistar a Javier Krahe. Pero ninguna gira lo atarea con los incómodos viajes a tierras latinas, y yo no puedo darme el lujo de darme un salto a Madrid, para buscarle. Es cierto que pasa desapercibido, pero basta con escucharlo una vez para que se le quede a uno clavado en el pecho y en la memoria, sin la menor esperanza de olvidar.
Algún día me sentaré con más dedicación y hablaré un poco más largamente sobre Krahe; de momento, les dejo una canción, que por corta no pierde un gramo de genialidad ni de humor, y a ver si empiezan a entender un poco todo este mar de agradecimiento y admiración que derramo mientras escribo. Salud por tí, Krahe.


3 comentarios:

programadorcr dijo...

Definitivamente Krahe es demasiado bueno, siempre he soñado con verlo tocar.

Santiago Bullard dijo...

Completamente de acuerdo. Espero que llegue el día en que pueda ir a escucharlo y, como ya dije, conseguir una entrevista.

Santiago Bullard dijo...

Por cierto, hay un documental muy bueno, "Esta no es la vida privada de Javier Krahe", que está colgado completo, en 9 partes, en Youtube. Yo lo descubrí hace poco, y me lo vi enterito. Lo recomiendo sin temores.

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