martes, 29 de septiembre de 2009

La... ¿Verdad? ¿Dónde?


Uno de los problemas más viejos de la filosofía es el de la verdad: se lo ha tratado de atacar desde todos los frentes, y cada vez que un pensador parece haberse quedado con una parte o todo del botín, llega otro, cual pirata, y se lo arranca de las manos, después de una a menudo cruenta batalla donde brilla el acero de las críticas, las refutaciones y los argumentos. La filosofía, en este sentido, es una forma de guerra sin cuarteles (o "nadie sabe para quién trabaja").
La lógica, la epistemología y, en ciertas ocasiones (Hegel y sus amigos), la ontología son solo algunos de los frentes que se han abalanzado sobre el presunto tesoro, inclusive aliándose entre ellos. Pero, ¿a quién dar los premios? Los pensadores idealistas del siglo XIX, siguiendo la estela del romanticismo y de los escritos de Kant, afirmaron que la Verdad se encontraba oculta detrás de un sinnúmero de fenómenos, como si estos fuesen las máscaras de una divinidad (Schopenhauer fue el primero en afirmar que esa Verdad no era, como decían sus contemporáneos, nada deseable, sino más bien algo del todo terrible). De alguna forma, todos estos pensadores representaron la última Gran Cruzada por la Verdad, antes de la llegada de Nietzsche y, luego, del pragmatismo: en sus manos, la Verdad cambiaría sus matices y sus formas, ya desfigurándose, ya multiplicándose como en un caleidoscopio, casi hasta el punto de rozar el caos, o metiendo un pie de lleno en su lodo. Pensadores como Dilthey o, en algunos puntos, Heidegger representarían el último temblor antes de lo que José María Valverde llama la "Muerte de las Ideas". Y luego... ¿qué? ¿No más verdad? Porque si la supuesta Verdad guarda tantos rostros distintos, ¿luego qué sentido tiene hablar de ella? O, peor aún: ¿qué podemos afirmar de nosotros mismos y de lo que creemos ser o conocer?
El problema de la verdad se relaciona directamente con todos los demás problemas de la filosofía: si no fuese así, la filosofía misma no sería sino un montón de juegos de trabalenguas. Se la afirme o se la niegue, la verdad sigue siendo un tema fundamental. Pero, desde cierta perspectiva, también es un problema que se ha exagerado: esto lo hace notar muy bien el filósofo norteamericano Richard Rorty, al afirmar (en su ensayo La contingencia del lenguaje) que las categorías de "verdad" y "falsedad" no deben ser confundidas, como normalmente sucede, con la de "realidad". En otras palabras, que si decimos que algo es "verdadero" o "falso" esto es a un valor proposicional, no ontológico: podemos dudar de si la mesa es real o no, pero no si es verdadera o falsa. Pasar este tipo de detalles por alto (y sobre todo por el tipo de relación que hay entre lenguaje proposicional y realidad) pueden llevar a problemas como el que enfrenta Mafalda (ver historieta arriba).
En este sentido, creo que la filosofía de la mente, de la mano del pragmatismo, la filosofía del lenguaje y la ontología, ha llevado el problema de la Verdad por el mejor camino: afirmar el pluralismo epistemológico, por un lado, y la realidad psíquica y sus posibilidades intersubjetivas del otro. Sirve, además, como un frente desde el cual una relectura de toda la historia de la filosofía resulta sumamente enriquecedora. En mi caso particular, del existencialismo: los problemas de la comunicación y de la noción de "los otros" y del "yo" (tal y como los atacaron Sartre, Heidegger, Jaspers o aún Schopenhauer) encuentran toda una nueva serie de posibilidades (no digo que felices, pero eso es lo de menos).
Quiero terminar este breve comentario con un par de recomendaciones: La verdad, de Simon Blackburn (que no sólo desarrolla muy bien las cuestiones referentes al problema de la Verdad, sino que además tiene momentos del más fino humorismo); El mito de la subjetividad, de Davidson; y la más que legible Vida y muerte de las ideas, de José María Valverde. Además, una novela: El doctor está enfermo, de Anthony Bürgess, donde los problemas de la mente y el lenguaje en su relación a la construcción psicológica de la realidad encuentran un lugar en la literatura, y con muy buena prosa.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...