domingo, 13 de septiembre de 2009

Pasolini según Eduardo Adrianzén


Recién hace unos días me vine a enterar de que, con motivo del homenaje a Pasolini del que hice un comentario el mes pasado, se volvió a montar la obra Demonios en la piel (la pasión según Pasolini), del dramaturgo peruano Eduardo Adrianzén. Es una lástima haberme enterado tan tarde, porque me hubiera encantado ir a ver esa obra de nuevo (la montaron por primera vez hace dos años, en el teatro de la municipalidad de San Isidro).
La obra parte de algunos de los días de la vida de Pasolini, durante la grabación de sus Racconti di Canterbury en Inglaterra, para hacer un compendio de su vida y obra, proyectándose como la revisión de la formación de un espíritu descarnado y crítico. De este modo, los personajes, acompañados por una suerte de "coro" (tres muchachos semi desnudos que aparecen, aquí y allá, a leer fragmentos de sus obras y a hacer comentarios) y con el apoyo de una escenografía bastante simple y sin embargo más que adecuada, recrean el universo pasoliniano, con su matiz oscuro, grotesco y a pesar de todo poético. Todo se adapta a este universo particular: el resultado es una pasión agónica constante, que se lanza del humor desesperado al silencioso llanto del aislamiento y la incomprensión, sin que eso signifique que la lucha puede ser abandonada.
Esperemos, pues, que alguien tenga la iniciativa de volver a montar esta obra pronto, y que, si lo hace, sepa hacernos llegar la noticia a los que andamos un poco en las nubes. Yo la recomiendo personalmente: es, como la obra de Pasolini, una oportunidad de reflexionar sobre lo que significa estar vivos: casi nada y, sin embargo, absolutamente todo.

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