jueves, 19 de noviembre de 2009

Una vieja entrevista a Tola


Hace unos meses publiqué una entrada sobre mi muy querido Tola, ese genio que no hace más que "escurrir el bulto" de todas las etiquetas; la titulé Los infiernos vivos de Tola y, ahora, me encuentro con una entrevista realizada hace tres años al pintor, precisamente en la época en que presentaba sus Hombres que no bajaron al Infierno en la galería Lucía de la Puente, y no puedo evitar ni la admiración ni la sonrisa: su sello de laconismo, escepticismo y humor (sutil, fino y algo grotesco, en el mejor sentido de la palabra) es sencillamente irresistible. ¿Algo más que decir? Sobre Tola y su obra es difícil expresarse con palabras... pero nunca dejaré de agradecerle ese extraño vínculo de cariño que ha aceptado mantener conmigo. Paso, pues, a copiar la entrevista:

¿Estamos condenados al infierno?

El infierno es un paraíso inverso. Es un estado de ánimo, un estado alterado de la mente, y aquellos que no bajaron se pierden ese infierno por uno terrestre.


¿Su pintura es hecha desde allí?
De regreso del infierno. Las experiencias que tengo las acomodo en mi cerebro. Lo jodido se presenta cuando uno regresa y no puede acomodarlas.


¿Ya superó su infierno?

No, estoy haciendo una revisión extensa de mis vivencias personales, de las situaciones en las que he estado.

¿Qué reflexiones ha elaborado? Lo que he encontrado está en mis cuadros. Verbalmente, no te lo podría expresar. Son vivencias pictóricas.

¿Ha regresado a lo figurativo?
Sí. Mi obra anterior era más fraccionada. Ahora construyo personajes completos, más nítidos.

¿Ha dejado su etapa atormentada? No sé. Vivir atormentado es una cosa muy subjetiva, que no responde a definiciones clásicas.

¿Qué pinturas lo han impactado?
Cada pintor tiene uno o dos cuadros importantes; los demás son de tercera. Leonardo tiene La Monalisa y La virgen de las rocas. Picasso no tiene ninguno, quizás Las señoritas de Avignon.


¿Ya encontró su obra maestra?
No, hombre, ni pienso encontrarla.

¿Por qué?
Porque sería terminar con uno mismo. El día que la encuentre estaré muerto como pintor.

¿Conserva siempre su ser ermitaño?

Sí. Vivo encerrado, no me interesa el exterior. Afuera solo hay agresividad, vulgaridad. Culturalmente no hay nada que me estimule. Para mí es lo mismo tener mi taller acá o en Hong Kong. Mi lugar es el taller, no me importa en dónde esté. Yo pinto y se acabó.

¿Es un pintor instintivo?
No, creativo. El instinto es secundario. La creatividad es la que te lleva a plasmar una obra.

¿Cuál es el arte supremo?
La pintura. El efecto de la pintura es inmediato, sin proceso intermedio de asimilación, como sucede con la música o la poesía.


Sé que escribe. ¿Qué encuentra en la literatura que no halla en la pintura?
La escritura en mí es secundaria. Escribo con imágenes. He terminado la novela El pez de oro. Si uno está capacitado en un tipo de creación, puede aplicarlo a cualquier arte.

¿Qué pintores lo han marcado?
Más cuadros que pintores. El quinto sello, de El Greco, y algunos de Picasso. Ahora me atraen los outsiders.

¿El Perú tiene artistas notables?

Con tal de que sean artistas, está bien. Todos somos importantes. Prefiero un artista malo que un empleado.


¿El Perú está lleno de artistas malos?

Sí, hay mucho pintor malo.

¿Hay alguno bueno?
Sí.

¿Quién?
Esas cosas no se dicen.

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