viernes, 20 de noviembre de 2009

Bob Fosse - "All that Jazz"


Jamás estarán libres los géneros de sus detractores, eso lo tenemos todos bien claro; y, sin embargo, creo que nunca he visto un género con tantos enemigos (y hablo de enemigos acérrimos, fervorosos) como los musicales. Yo, por lo menos, he conocido a cualquier cantidad de personas que odian los musicales desde lo más hondo de su corazón. Para mí, es sólo una forma más de expresión, donde la música y la danza cobran un nuevo significado que, por lo general, no es literal, sino más bien a menudo lúdico (en el sentido de que busca entretener) o simbólico. Y de todos modos, creo que ni siquiera esos a los que la sola mención de Broadway les provoca arcadas pueden negar el indiscutible talento, el genio, de Bob Fosse, el Maestro con M mayúscula del género. A su vasta autoría pertenecen clásicos como Chicago o Cabaret; pero hoy yo quiero comentar otra de sus obras, la que yo considero su indiscutible obra maestra: All that jazz.
Hablar de esta película, claro está, requiere llamar la atención sobre dos o tres elementos fascinantes de los que hace gala. Y es que All that jazz es, si no el primero, al menos el mejor realizado de lo que podríamos llamar los "musicales psicológicos". Porque en esta película la gente no arranca a cantar de un segundo a otro por las calles, mientras un montón de desconocidos lo rodean bailando una coreografía que aparentemente saben por instinto mientras la música suena de niinguna parte (digo todo esto porque son, precisamente, los elementos que suelen censurar los enemigos de los musicales), sino que todas las escenas de este tipo suceden en otros planos: el real, que está excusado por una academia de baile, y el mental, que se da dentro de la "mente" del protagonista, una suerte de álter ego del mismo Fosse. Siguiendo esta línea, la película está inspirada en el Otto e mezzo de Fellini, y, como en ella, se mezclan en un solo plano el pasado, el presente, lo autobiográfico, lo simbólico, lo onírico y lo fantástico (y, como ya lo comentábamos hace unos meses, el heredero de Bob Fosse, Rob Marshal, está a punto de estrenar Nine, una suerte de remake de Otto e mezzo musicalizado). De la otra mano, ofrece toda una larga reflexión sobre la creación artística, y aún sobre la existencia misma.
Una obra, en fin, que merece ser vista. Yo, por mi lado, la tengo entre mis preferidas, y no me canso se volver a ella. Ya que andamos en éstas, les dejo el trailer, y la invitación a conocer algo que es, más que una joya, un tesoro.

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