jueves, 15 de octubre de 2009

El Pezweon vs Indecopi, o la persistencia de cierta cojudez llamada Censura



Un poco de reflexión histórica, para comenzar: Ovidio, Boccaccio, el Marqués de Sade, James Joyce, Miller, Durrell, Nabokov. Algunos de los nombres que ocupan un lugar privilegiado en el cánon de la llamada "Literatura Clásica", algunos de los más grandes de cánon... y, alguna vez, gente perseguida, exiliada, aislada o demasiado temerosa como para hacer pública su obra. El gran enemigo: un Estado temeroso y, digámoslo así, patético, incapaz de reconocer el Buen Arte aunque se lo pusiesen delante de los ojos. ¿La excusa? La de siempre: "tales obras atentan contra la moral". Pero, ¿qué es la moral, al fin y al cabo? Y, más aún, ¿quién es el Estado para autoproclamarse juez supremo de lo que es bueno o malo? Pensemos en Hitler quemando libros, o en tantos dictadores (desde el emperador Octavio hasta los de nuestros días, pasando por Napoleón, Stalin, Pinochet, Perón y Videla) exiliando, amenazando y/o "desapareciendo" escritores. A decir verdad...
Hoy me enteré de un capítulo más de esta historia de la Cojudez Humana: Indecopi se ha negado a reconocer el registro de marca del nombre de Pezweon, la tira cómica creada por Carlos Panda y Andrea Tataje en base al muy conocido uso lingüístico coloquial "pezweon" (pues + huevón), porque "consideran que atenta contra la moral y las buenas costumbres". Claro: no le negaron los derechos de autor, pero se niegan a permitir que la legalidad sea de un 100 por ciento, al negarle el registro de marca Y, aunque Indecopi argumente que tal rechazo no significa que "dicho producto no pueda ser utilizado en el mercado para ofrecer productos o servicios", no es en las implicancias prácticas que reside el quid de la cuestión, sino que se trata del hecho mismo de que se rechace un producto cultural en base a argumentos patéticos, tales como la moral y el buen gusto.
De la moral prefiero ni hablar: implicaría una larga explicación. Que baste con señalar que el valor ético es un agregado social, y no un caracter ontológico. El "bien" y el "mal", tal como los entienden Indecopi y otras entidades de cuyos nombres no quiero acordarme, no existen por sí mismos. En cuanto al buen gusto... vamos: ¿tanta basura en los medios de comunicación, Ricardo Arjona grabando discos que ninguno de nosotros ha merecido como castigo, niñas bailando reggaeton en programas infantiles y escritores de cuarta, quinta o hasta millonésima categoría publicando y vendiendo miles de copias? Eso es mal gusto, y nadie les da prohibiciones (ni tiene por qué hacerlo: no creo que haya que defender nunca la censura); pero, ¿un poco de humor sano? ¡Por favor!
Sé que no soy el único que se siente algo indignado (por lo pronto, mi buen amigo Lucho, en su blog "Pelirrojeando", no se ha quedado atrás en su defensa del carismático personaje) ante el caso. Esperemos, pues, que algunos se dejen de moralismos, y empiecen a entender que todos tienen el derecho a expresarse si lo desean (también ese otro reciente autor polémico, Abimael Guzmán). No te tapes, pezweon.

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