domingo, 8 de agosto de 2010

La billetera del Vaticano


Parece que eso de que "la religión está en crisis" no se remite sólo a la fe. O es que los del Vaticano no andan muy contentos con lo que tienen en sus bancas, o que eso de que la sed de dios sólo da más sed tiene más de un significado, y algunos inesperados. Porque la crisis estará sobrevolando Europa, pero que no me vengan con que eso lo justifica todo. ¿De qué estamos hablando? De la polémica iniciativa de la gente del Vaticano (que a estas alturas ya no tienen nada de polemistas, porque nada es inesperado y nada puede sorprendernos), que ha propuesto una serie de tarifas para la asistencia a las diversas apariciones de Herr Joseph Ratzinger (alias "El Papa") en su visita a Inglaterra.
A ver un breve repaso: 25 libras (30 euros, digamos) costará la "entrada" a la misa que dará don Papa en Bringham; 24 la de Glasgow, con concierto de Susan Boyle incluído; y un equivalente a 6 euros será lo que la gente tendrá que pagar para poder participar de la vigilia de oración que se celebrará en el Hyde Park. A ver si no es una linda forma de echar la plata al agua, que así sea bendita es una patada al buen sentido.
Todo el mundo sabe que Herr Ratzinger es un hombre muy chapado a la antigua, que le gustan las misas en latín, que cree que el Infierno está allí esperándonos a nosotros los que pecamos (y con mucho gusto), que parece emocionarse mucho soñando con inquisiciones para acabar con ateos y herejes (o eso nos deja intuir en muchas de las páginas que ha escrito). Por eso mismo lo digo: que aquí puede haber de todo menos sorpresas. ¿Y mañana, qué? Preparáos, hombres de buena fe, que a lo mejor y les va a caer una cuentasa por todas las misas, confesiones e intervenciones divinas (que hay que comprender que dios también es humano). Falta un vocero del Vaticano que lo diga: "El futuro de la Iglesia y de la fe está en su pasado". Aprender de los errores, que le llaman.
No voy a ser tan ciego para no reconocer que algunas de las performances político-religiosas de Ratzinger han sido acertadas (como su acercamiento a las comunidades judías, por poner un ejemplo), pero de poco pueden servir los frutos cuando la raíz está más podrida que el sentido musical de Ricardo Arjona. Y que no me vengan los del Vaticano (ni el papa ni nadie) con cuentos: si sus billeteras están tan flacas es porque se dejaron el dinero debajo del colchón. Los cristianos tendrían que ser los primeros en saber que el derecho a la fe no se paga, aunque a dios le entre la gana de alzar los impuestos. ¿O es que hay que pagar peajes para subir al cielo?

Fuente de la noticia y de la imagen: El Comercio. Por cierto: miren bien la foto, y ninguno que sepa dos cosas de Star Wars podrá negar el parecido que tienen Ratzinger y Darth Sitheous (hablando de sorpresas, tampoco puede tomarnos desprevenidos si el pontífice empieza a echar rayos de las manos, si ya nos las mete en los bolsillos).

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