Hace unos meses, hablábamos de Pasolini... ahora, tenemos la oportunidad de volver a hacerlo, con motivo de el documental de Amaury Voslion, "Making of Salò o le 120 giornate di Sodoma", que se encuentra en Youtube, en cuatro partes, para todos los interesados, no solo en la película, pero también en las ideas y la forma de trabajar del implacable, lucidísimo y genial Pier Paolo Pasolini.
"No debemos esperar nada. La esperanza es una cosa horrenda inventada por los partidos para sostener sus escritos" (Pasolini). El pensamiento de Pasolini, de sobra está decirlo, es polémico y crítico, apasionado pero terrible. Y, cuando pensamos que en lo que significó esta película en la carrera y en la vida de su autor, el documental cobra un nuevo interés.
Salò o le cento vente giornate di Sodoma fue la última película de Pasolini. Basada en la obra homónima del Marqués de Sade, narra las atrocidades de cuatro dirigentes fascistas durante la primavera del 44 en Salò, Italia, donde se han encerrado con un grupo de soldados, sirvientes... y adolescentes a los que han convertido, literalmente, en objetos suyos, para llevar a cabo sus voluntades más profundas, morbosas y terribles. Hablo, entre otras cosas, de sexo: del sexo, nos dice Pasolini, visto como relación de poderes, como la doblegación de una voluntad a otra, como pérdida del individuo y alienación. Algo similar a lo que decía Gore Vidal acerca de que "el sexo es política", pero, en ambos casos, política de un tipo mucho más profundo y visceral.
No diré más sobre la película (no quiero arruinársela a nadie), pero sí diré algo sobre sus consecuencias, que no fueron pocas. Ante todo, sin embargo, y para que se entienda todo a lo que dio lugar, quiero señalar algo, y es que se trata de una película extremadamente fuerte, no sólo por sus contenidos violentos y de sexualidad explícita, sino también por todo lo que encierra. De por sí, yo nunca he visto una película tan fuerte, y me dejó, al terminar, con una sensación de hostilidad y fragilidad, con una repugnancia que rayaba en patología, con una náusea que era no sólo física, sino también existencial (y, sin embargo, la he visto tres veces, y es una de mis películas preferidas). Cualquiera que la vea, pues, comprenderá todo lo que se siguió de su realización: la más importante, la muerte del director, Pasolini (que ni siquiera llegó a verla estrenada); luego, el encierro de Grimaldi, el productor, de uno o dos meses; la película, de más está decirlo, no podía ser censurada, porque habría tenido que censurarse casi del todo, de modo que tan sólo no fue estrenada en muchos lugares (en España no apareció sino hasta después de muerto Franco).
Pero la recomiendo mucho, a todo aquel que sea capaz de soportarla, porque es, definitivamente, una obra maestra, y de las mayores que se han hecho en la historia del cine (y aún de las artes). Les dejo, pues, también la opción de ver el documental sobre su realización: es dirigido por Amaury Voslion, y ha sido colgado por un tal "Anfoc" en Youtube bajo el nombre de "Docu: the making of Salò o le 120 giornate di Sodoma". Y, por lo pronto, un brindis por el genial Pier Paolo.
"No debemos esperar nada. La esperanza es una cosa horrenda inventada por los partidos para sostener sus escritos" (Pasolini). El pensamiento de Pasolini, de sobra está decirlo, es polémico y crítico, apasionado pero terrible. Y, cuando pensamos que en lo que significó esta película en la carrera y en la vida de su autor, el documental cobra un nuevo interés.
Salò o le cento vente giornate di Sodoma fue la última película de Pasolini. Basada en la obra homónima del Marqués de Sade, narra las atrocidades de cuatro dirigentes fascistas durante la primavera del 44 en Salò, Italia, donde se han encerrado con un grupo de soldados, sirvientes... y adolescentes a los que han convertido, literalmente, en objetos suyos, para llevar a cabo sus voluntades más profundas, morbosas y terribles. Hablo, entre otras cosas, de sexo: del sexo, nos dice Pasolini, visto como relación de poderes, como la doblegación de una voluntad a otra, como pérdida del individuo y alienación. Algo similar a lo que decía Gore Vidal acerca de que "el sexo es política", pero, en ambos casos, política de un tipo mucho más profundo y visceral.
No diré más sobre la película (no quiero arruinársela a nadie), pero sí diré algo sobre sus consecuencias, que no fueron pocas. Ante todo, sin embargo, y para que se entienda todo a lo que dio lugar, quiero señalar algo, y es que se trata de una película extremadamente fuerte, no sólo por sus contenidos violentos y de sexualidad explícita, sino también por todo lo que encierra. De por sí, yo nunca he visto una película tan fuerte, y me dejó, al terminar, con una sensación de hostilidad y fragilidad, con una repugnancia que rayaba en patología, con una náusea que era no sólo física, sino también existencial (y, sin embargo, la he visto tres veces, y es una de mis películas preferidas). Cualquiera que la vea, pues, comprenderá todo lo que se siguió de su realización: la más importante, la muerte del director, Pasolini (que ni siquiera llegó a verla estrenada); luego, el encierro de Grimaldi, el productor, de uno o dos meses; la película, de más está decirlo, no podía ser censurada, porque habría tenido que censurarse casi del todo, de modo que tan sólo no fue estrenada en muchos lugares (en España no apareció sino hasta después de muerto Franco).
Pero la recomiendo mucho, a todo aquel que sea capaz de soportarla, porque es, definitivamente, una obra maestra, y de las mayores que se han hecho en la historia del cine (y aún de las artes). Les dejo, pues, también la opción de ver el documental sobre su realización: es dirigido por Amaury Voslion, y ha sido colgado por un tal "Anfoc" en Youtube bajo el nombre de "Docu: the making of Salò o le 120 giornate di Sodoma". Y, por lo pronto, un brindis por el genial Pier Paolo.